Los niños, niñas o adolescentes que son víctimas de este delito no suelen contar lo que les ocurrió.
Sin embargo, si tienen cambios de conducta repentinos, pueden estar diciéndonos que les ha pasado algo.
Algunos de estos cambios podrían ser:
- enojos injustificados
- decaimiento
- desconexión con el medio social
- pesadillas o problemas para dormir
- ansiedad
- no quieren quedarse solos con una persona en particular
Para evaluar si hubo agresión o no, siempre debe participar un profesional, que puede ser el pediatra u otro especialista en el tema.